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8 Errores más comunes al dibujar a mano: una mirada desde la arteterapia

 

Errores que cometemos al dibujar

Dibujar como camino hacia uno mismo

El dibujo no es solo una habilidad técnica o una herramienta de comunicación visual. Es, ante todo, un espacio íntimo de conexión con uno mismo. Para quienes nos aproximamos al arte desde la arteterapia, el acto de dibujar tiene un componente profundamente emocional ytransformador. Nos permite expresar lo que a veces no encontramos palabras para decir, liberar tensiones acumuladas o simplemente disfrutar del presente.

Sin embargo, es fácil caer en ciertas trampas que nos alejan de esa conexión genuina. Desde compararnos con otros hasta querer que todo salga “perfecto”, estos errores no solo afectan nuestra práctica, sino también nuestra percepción de lo que significa crear.

En este artículo vamos a hablar de los 8 errores más comunes al dibujar a mano, pero no desde el juicio, sino desde la compasión. Porque fallar forma parte del proceso. Y porque, si logramos identificar estas trabas, podemos transformarlas en oportunidades de crecimiento personal y artístico.

¿Por qué cometemos errores al dibujar a mano?

Errores al dibujar
Los errores al dibujar son inevitables, especialmente cuando estamos aprendiendo o cuando buscamos usar el arte como vía terapéutica. La mayoría de estos errores no son técnicos, sino emocionales: miedos, creencias limitantes, expectativas irreales, y, sobre todo, falta de confianza.

Dibujar a mano, sin la mediación de lo digital, nos enfrenta con nuestras propias inseguridades. Cada trazo es una decisión. Cada línea es una expresión de lo que sentimos en ese instante. Por eso es importante recordar que no existen dibujos “malos” cuando hablamos de arte personal. Solo hay experiencias, y de cada una podemos aprender.

🔻 Los 8 errores más comunes al dibujar a mano

1. El perfeccionismo, el enemigo silencioso

Este es probablemente el error más común, y el que más cuesta detectar. Queremos que el dibujo sea perfecto desde el primer trazo, que la proporción sea impecable, que la idea que imaginamos se plasme con exactitud. Pero esa obsesión por la perfección bloquea la creatividad.

En arteterapia, trabajamos mucho con esta idea. Dibujar no es una evaluación, es una exploración. Y esa necesidad de hacerlo todo bien a la primera suele venir de una autoexigencia aprendida, no de una necesidad real.

Desde mi práctica personal, sin ser experta en el tema, estoy convencida de que querer lo “perfecto” es uno de los mayores errores a la hora de dibujar. Lo que he aprendido es que el dibujo, como todas las artes, se basa en fallar y volver a intentar. Cada línea que no sale como esperabas es un paso hacia el aprendizaje.

Liberarse del perfeccionismo es un acto de valentía. Significa permitirse errar, cambiar de rumbo, aceptar lo que sale y aprender a valorarlo.

2. Borrar demasiado, el reflejo de la inseguridad
Errores comunes en el dibujo a mano

Uno de los gestos más frecuentes en personas que están empezando a dibujar (o que se sienten inseguras) es borrar una y otra vez. Como si cada error tuviera que ser ocultado. Pero borrar constantemente no solo desgasta el papel, también la confianza.

Cada vez que borramos, enviamos un mensaje al cerebro: “esto está mal”, “esto no sirve”, “no soy capaz”. Y esa repetición puede llegar a paralizarnos.

Una de las recomendaciones que suelo hacer, incluso en mi propio proceso, es evitar borrar demasiado. Esto no significa que no puedas corregir, sino que aprendas a tolerar lo imperfecto, a dejar que el trazo fluya. Borrar en exceso no solo daña el dibujo, también provoca inseguridad, miedo al error, y hace que no te sueltes.

Confiar en el proceso implica aceptar cada línea, incluso las que no te convencen. Porque quizás, más adelante, ese trazo sea justo lo que tu dibujo necesitaba.

3. Presionar el lápiz en exceso

Dibujar no debería doler. Sin embargo, es común que quienes están empezando lo hagan con una presión exagerada sobre el papel. Esto tiene muchas consecuencias: no puedes corregir fácilmente, dejas marcas, y sobre todo, dibujas con tensión.

Presionar mucho el lápiz suele ser un reflejo del estado interno. Cuando estamos ansiosos o tensos, lo transmitimos a la mano. Por eso en arteterapia sugerimos usar trazos suaves, casi como si acariciaras el papel.

Una de las técnicas que más me ha ayudado es trabajar con trazos claros, sin presionar demasiado. Esto permite construir el dibujo poco a poco, con calma, sin miedo a equivocarse.

Un trazo suave es también una actitud. Es una forma de decir: “estoy aquí, explorando, sin necesidad de tener el control absoluto”.

4. Empezar sin un boceto previo

Dibujo para Principiante

Lanzarse a dibujar directamente sin una estructura previa puede llevarte a frustrarte rápido. El boceto es como una brújula: te da dirección, te ayuda a organizar las proporciones, y te permite modificar sin compromiso.

Mucha gente cree que hacer un boceto es perder tiempo, pero en realidad es una forma de planificar sin perder libertad. No se trata de limitarte, sino de darte un mapa sobre el cual construir.

Yo suelo empezar siempre con un boceto de trazos claros, aunque esté haciendo algo tan simple como líneas de relajación. Porque desde ahí puedo ir ajustando, afinando, profundizando. El boceto es un acto de previsión y cuidado.

Si lo integras a tu rutina, verás cómo mejora tu seguridad y tu capacidad para desarrollar ideas más complejas.

5. Compararte con otros

Este error es tan humano como dañino. Entrar a redes sociales y ver ilustraciones “perfectas” puede hacerte sentir que nunca vas a estar a ese nivel. Pero lo que vemos ahí es el resultado final, no el proceso.

Cada artista tiene su camino, su ritmo, sus heridas y fortalezas. Compararte no solo es injusto contigo mismo, también te aleja de tu voz única.

Desde la arteterapia, siempre repetimos: no hay una forma correcta de dibujar, hay formas auténticas. Así que, si estás dibujando como medio de expresión personal, el único estándar que importa es el tuyo.

En mi experiencia, he tenido que recordarme muchas veces que no necesito compararme con nadie para lograr mis ideales. Mi arte es mío, y su valor no depende de lo que otros hagan.

6. Dibujar sin soltar la mano

Este error es más sutil, pero muy frecuente. Cuando dibujamos rígidos, con la muñeca tensa o con trazos cortados, todo se vuelve forzado. En cambio, soltar la mano es fundamental para que el dibujo fluya.

Hay ejercicios específicos en arteterapia para “despertar” la mano: garabatear, hacer círculos, líneas libres, incluso dibujar con música. Todo esto ayuda a liberar el movimiento y conectar con lo espontáneo.

Dibujar con libertad es dibujar con cuerpo, no solo con mente. Y eso requiere soltar el control, dejar que la mano haga lo que quiera, aunque al principio no tenga forma.

Te animo a que lo intentes: cierra los ojos, toma un lápiz y deja que tu mano se mueva sin pensar. Luego abre los ojos y observa lo que surgió. Ese ejercicio sencillo puede cambiar toda tu relación con el dibujo.

7. Olvidar las técnicas básicas que te ayudan

Aunque el arte sea libre, conocer algunas técnicas básicas puede facilitar mucho el camino. No se trata de seguir reglas rígidas, sino de tener herramientas que te den seguridad.

Por ejemplo, entender cómo hacer un degradado, cómo usar la línea para dar volumen, o cómo componer una escena, puede marcar la diferencia entre frustrarte o disfrutar.

Como bien mencioné antes, aunque en terapia te digan que los dibujos son de libre expresión, también está bueno aprender ciertas técnicas que te ayudarán en tu proceso.

Y no necesitas grandes cursos para eso. Hay muchísimos recursos gratuitos, libros, videos o ejercicios simples que puedes incorporar. Aprender técnica es, en cierto modo, un acto de amor propio.

8. No confiar en el proceso creativo

Este es quizá el error más profundo de todos. Dibujar no es una línea recta. Hay días en los que todo fluye, y otros en los que nada sale. Aceptarlo es parte del camino.

Si te frustras porque tu dibujo no sale como esperabas, recuerda que la práctica hace al maestro, y que cada intento suma, aunque no lo parezca. Dibujar es como una conversación contigo mismo: a veces fluida, a veces incómoda, pero siempre valiosa.

Empieza siempre con trazos claros, y a medida que sientas que tu dibujo está encaminado, puedes ir entonando más el trazo. No tengas miedo a que no se entienda o no se vea perfecto. Lo importante es que refleje lo que estás viviendo.

La confianza no viene antes de empezar, viene después de equivocarte muchas veces y seguir dibujando igual.

Aprender a través del error, sanar a través del arte

Dibujar a mano es mucho más que un ejercicio estético: es un acto de conexión, una forma de autoconocimiento y, sobre todo, una herramienta poderosa para sanar.

Los errores que cometemos al dibujar no son fracasos, son señales. Nos indican qué creencias nos limitan, qué miedos nos detienen y qué hábitos podemos transformar.

Desde la mirada de la arteterapia, cada trazo es válido. Cada dibujo, incluso el que no nos gusta, tiene algo que decirnos. Aprender a escucharlo, sin juzgarlo, es lo que hace del arte un camino tan poderoso.

Así que la próxima vez que te enfrentes a una hoja en blanco, recuerda esto: no estás solo, estás contigo. Y eso ya es un comienzo perfecto.

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