En medio del ruido cotidiano, descubrí que hay una forma silenciosa y
poderosa de reconectar conmigo misma: pintar mándalas terapéuticos. No
necesitas saber de arte, ni entender cada símbolo o color. Solo necesitas
estar presente. Respirar. Y dejar que el color fluya.
🌿
¿Qué son los mándalas terapéuticos?
Los mándalas tienen su origen en la India y su nombre en sánscrito significa “círculo sagrado”. Son representaciones geométricas que, más allá de su belleza, nos invitan a mirar hacia adentro.
En contextos terapéuticos, los mándalas son usados para facilitar procesos
de relajación, exploración emocional y conexión con uno mismo. Ya sea
pintándolos o creándolos desde cero, el simple acto de concentrarse en el
diseño estimula una forma de meditación activa que puede ser profundamente
transformadora. Personalmente, descubrí en ellos una herramienta invaluable
para momentos de ansiedad. En palabras simples: me ayudan a desconectar del
caos externo y reconectar conmigo misma.
Hoy, los mándalas terapéuticos están al alcance de todos: hay libros,
láminas descargables y apps que facilitan su práctica. Pero más allá de las
herramientas, lo importante es comprender su poder como vehículo de sanación
emocional.
Cada trazo, cada forma concéntrica, es una oportunidad para volver al
centro. A tu centro.
🧘♀️
Pintar como forma de sanación
No exagero cuando digo que pintar mándalas me ha ayudado en momentos de
ansiedad y estrés. Hay algo profundamente terapéutico en elegir un color,
llenar un espacio, y ver cómo poco a poco se transforma en algo armonioso.
No importa si el resultado es “bonito”. Lo importante es cómo te sientes
mientras lo haces.
Este proceso activa el hemisferio derecho del cerebro, el creativo, y
permite que la mente racional descanse. Es como regalarte un espacio de
calma en medio del caos.
Beneficios psicológicos de pintar mándalas
Pintar mándalas no es solo una actividad creativa, también es una práctica con beneficios clínicamente reconocidos. Diversos estudios en psicología y neurociencia han demostrado que esta actividad ayuda a:
·
Reducir los niveles de cortisol (la hormona del estrés)
·
Mejorar la concentración y la atención plena
·
Estabilizar emociones intensas
·
Estimular el hemisferio derecho del cerebro (relacionado con la
creatividad)
·
Fomentar la autoexpresión y la introspección
Una ventaja fundamental es que no requiere habilidades artísticas previas.
Cualquiera puede pintar un mandala y beneficiarse de su efecto
tranquilizante. A diferencia de otras formas de arte, aquí no importa
“hacerlo bien”, sino entregarse al proceso. Yo misma no tengo formación
artística, pero eso nunca ha sido una barrera. Lo importante es que, al
pintar, conecto con una parte interna que muchas veces no tiene espacio en
mi día a día.
Otro beneficio poderoso es que pintar mandalas activa el sistema nervioso
parasimpático, responsable de las respuestas de descanso y digestión. Es
decir, relaja el cuerpo a nivel fisiológico.
Por eso, muchas terapias psicológicas integrativas los están incluyendo
como herramienta para trabajar ansiedad, traumas y conflictos emocionales de
una forma segura y accesible.
💫
No necesitas entenderlo todo
En este post no vamos a hablar del significado de cada color o figura. Eso
lo dejaremos para otro artículo. Hoy solo quiero invitarte a disfrutar el
momento de pintar, sin juicios, sin expectativas. Porque a veces, lo más
sanador es simplemente estar.
🖌️
Mandalas que me han acompañado
Aquí te comparto algunos diseños que han sido parte de mi proceso. Este
cuadernillo fue creado por el
Centro de Atención Psicológica para el Adulto Mayor CAPAM, que he usado.
Puedes descargarlos, imprimirlos y usarlos como quieras. No hay reglas.
Solo la intención de regalarte un momento contigo misma.
“Cada mandala es único e irrepetible… Es la expresión vibracional de este
instante, de este ahora.” – Celina Emborg
Los mándalas como herramienta de bienestar
En un mundo cada vez más rápido y desconectado, los mandalas nos invitan a
regresar al centro. No solo al centro de la figura que pintamos, sino al
centro de nuestro propio ser. Nos devuelven la posibilidad de estar en el
presente, de crear belleza desde el caos, de sanarnos sin palabras.
Personalmente, pintar mandalas ha sido una de las terapias más beneficiosas cuando tengo momentos de mucho estrés y ansiedad. Por eso, en este post quiero compartir una serie de mandalas que me han ayudado mucho. No nos enfocaremos en el significado de cada trazo o color —eso quedará para otro post— sino simplemente en el placer de pintar, en el acto de vaciar la mente y disfrutar el momento.
Si nunca has pintado un mandala, te invito a intentarlo. Si ya lo haces,
tal vez este artículo te haya inspirado a retomar la práctica con una nueva
intención. Lo importante es recordar que no se trata de hacerlo perfecto,
sino de dejar que el arte nos sostenga, nos exprese y nos devuelva la
calma.


